dilluns, 7 de febrer del 2022

Confesiones de un confesor... recién fallecido

Con motivo del reciente fallecimiento, en la ciudad de México, del buen amigo JUAN RIERA FULLANA, natural de Manacor (Mallorca), me viene recurrentemente a la memoria la presentación de uno de sus libros que llevamos a cabo el 10 de noviembre del año 2016 en su misma ciudad natal y con su presencia física en el establecimiento literario "Món de Llibres".

La lectura y presentación del mismo produjo en mí una serie de reflexions que quise compartir entonces. 

Ahorita mismo me reitero en ello.

-> -> -> -> -> -> -> -> ->

"De la isla de Mallorca, al Norte del Perú. El título con el que mi buen amigo Juan Riera Fullana publica sus “Confesiones de un confesor”, sin ir a buscarlo, me trae a la memoria otro, en ciertos aspectos parecido, que llama poderosamente nuestra atención mientras cursamos los estudios eclesiásticos en el Seminario Diocesano de Mallorca, en la España franquista que nos toca vivir, allá por los años 60 del siglo pasado.

Se trata de una especie de diario, crónica o resumen muy singular, sobre los primeros cien días del joven sacerdote, José Luis Martín Descalzo, curita español considerado fuera de serie en el ámbito de los medios de comunicación. 

“Un cura se confiesa” de la Editorial Sígueme ve la luz el año 1955. Justo el mismo año de mi ingreso en el Seminario a los 10 años de edad. Se convierte en un llamativo y claro testimonio de humanidad profunda y de amistad sincera... en una época en que tanto la una como la otra permanecen vetadas explícitamente a los clérigos, como tabú.

En “Confesiones de un confesor”, mi compañero de estudios eclesiásticos, natural de Manacor (Mallorca), Juan Riera Fullana “Mossegat”, expone también ciertos comportamientos considerados “fuera de serie”, como suele decirse, en el ámbito eclesiástico. 

Son aspectos que no resultan bien vistos por parte de las más altas instancias jerárquicas de la Iglesia Católica. Nunca obtienen su beneplácito, bajo ningún concepto. Ni en Mallorca, ni en Perú, ni en México, los tres lugares donde transcurre su trayectoria septuagenaria y va desarrollando su intensa actividad pública este mallorquín tan singular, amante del derecho a la rebelión de los pueblos explotados, de los sectores oprimidos, de las clases populares en lucha.

En un documento tan vivo que puede leerse de un tirón, el “Juan Riera, sacerdote de los pobres” expone un conjunto de reflexiones y planteamientos personales sobre su paso, actuación y permanencia en América Latina, muy particularmente en Perú y México, sin olvidar su llegada a otras latitudes latinoamericanas, como Ecuador, Nicaragua...

En su extenso escrito, mi buen amigo Juan se muestra profundamente atraído, y, al parecer, marcado de forma indeleble, por pensamientos y comportamientos que le transmiten ciertos personajes, de quienes se siente muy próximo. 

Es el caso del cura Hidalgo o del obispo “Tata” Vasco, en el Estado de Michoacán; el escritor, político, anarquista mexicano, Ricardo Flores Magón; el obispo catalán afincado en Brasil, Pedro Casaldàliga; el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, promotor de la teología de la liberación; el teólogo brasileño de la liberación, Leonardo Boff; el teólogo mexicano Raúl Vidales; el obispo ecuatoriano Leónidas Proaño; el argentino Enrique Dussel; el chileno Segundo Galilea, los sacerdotes mexicanos Salvador Hernández, Guillermo Martínez, José Batarse Charur; las luchadoras políticas mexicanas Teresa Fernández y Lety Coello; el obispo de Cuernavaca, Monseñor Méndez Arceo... Y otros muchos.

Al mismo tiempo, se muestra también firmemente opuesto al modo de comportarse de otros personajes civiles, políticos, militares y eclesiásticos: el Cardenal Ratzinger, posteriormente papa Benedicto XVI, encabezando la lista como gran inquisidor que condena a teólogos de la liberación; la colonia española en Lima, celebrando banquetes y festejos lujosos; los obispos peruanos Federico Richter Fernández-Prada, Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio, Germán Schmidt; el Cardenal Primado de Lima, Juan Landázuri Rickets; el obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Monseñor Samuel Ruiz García...

Mi compañero de estudios eclesiásticos en Mallorca, inicia su publicación, remarcando el día en que, recién ordenado sacerdote, emprende el vuelo desde el aeropuerto mallorquín de Son Sant Joan, con la finalidad de dirigirse hacia el aeropuerto internacional Jorge Chávez, de Lima, en Perú, al otro lado del Océano Atlántico, a principios del año 1969.

Más adelante, seguirá remarcando el día en que sale del mismo aeropuerto internacional peruano, el 4 de Septiembre de 1976, para dirigirse hacia el aeropuerto internacional Benito Juárez, de Ciudad de México.

Un proceso personal de conversión y cambios profundos, en Perú

Confiesa públicamente que, durante estos  8 años de trabajo pastoral en Perú, vive muy intensamente un auténtico proceso de conversión, de cambio profundo en las categorías humanísticas, filosóficas, teológicas y pastorales recibidas durante su larga etapa de formación, en régimen de internado estricto durante más de una década seguida, en el Seminario Diocesano de Mallorca. 

Ambos pertenecemos, junto con otros 13 compañeros, a la generación de sacerdotes mallorquines, ordenados por el obispo diocesano el 16 de junio de 1968, muy pocas semanas después de que estalle el convulsivo “mayo francés” que paraliza Francia y moviliza juventudes, mayoritariamente estudiantiles, de otros países, incluídos algunos latinoamericanos.

Con todos lo matices aplicables al caso, nuestra ordenación sacerdotal significa nuestro primer paso trascendental en la vida, transforma nuestro estatus, nos introduce en una institución eclesiástica, con una función social respetada y aceptada por el pueblo mallorquín.

Al haber tenido que pasar por el filtro disciplinario, más de una década recibiendo instrucciones, orientaciones y lecciones encaminadas a construir un determinado modelo de sacerdote, quien más quien menos llega a concluir, un día u otro, que dicho modelo se va mostrando muy poco acorde con las exigencias de los nuevos tiempos, con los nuevos aires de renovación que provoca en la Iglesia Católica el recién clausurado Concilio Vaticano II y, lo que es más grave aún, con el contenido profundo del mensaje evangélico.


Mi amigo Juan hace hincapié en el proceso de conversión que le provoca su nueva situación, en contacto directo con el pueblo peruano: por la necesidad imperiosa e ineludible de tener que compartir y vivir otras realidades distintas; y, también, por su inquebrantable voluntad de permanecer siempre al lado de los más pobres, que luchan por sobrevivir con crecientes dosis de dignidad.

Estas dos actitudes le conducen a tener que enfrentarse, más de una vez, con la mismísima jerarquía eclesiástica. Llegando incluso a tener que recriminarle a su obispo, y decirle a la cara que le considera más obediente a los dictados del gobierno militar que a los principios evangélicos. 

Según afirma, insignes representantes eclesiásticos de las más altas instancias jerárquicas no ven con buenos ojos ni aceptan de ninguna de las maneras que un sacerdote extranjero, al llegar al Perú, tome la decisión de irse a vivir al interior de un barrio tan periférico como el Pueblo Joven San Martín; habitando  una casita tan rústica como las del resto de las familias piuranas más pobres; compartiendo las mismas condiciones de vida que los pobladores más miserables; soportando inclemencias e incomodidades totalmente desconocidas e ignoradas en el casco antiguo del centro de la ciudad de Piura.

Y todo ello, como afirma, “por intentar dedicar su tiempo, su actuar, su sentir, y por entregar toda su vida a los principios evangélicos practicados en la medida de lo posible, en las diferentes circunstancias que la vida le ha llevado”.

Incluso, con ciertas dificultades añadidas, prácticamente insalvables, como es el caso de su imposibilidad manifiesta de integrarse plenamente en el pueblo peruano.

Refiere dos factores que se lo ponen muy difícil: por un lado, su condición de sacerdote, que tiene su propio papel dentro de la comunidad, muy determinado y señalado, lo que le impide actuar y ser tratado como un ciudadano más, normal y corriente. 

Por otro lado, su condición de extranjero, que le delata en cuanto abre la boca y se dispone a pronunciar unas palabras. A pesar de sus esfuerzos por conseguirlo, le resulta prácticamente imposible llegar a abandonar su acento español tan característico e inconfundible, con el que, aun sin ir a buscarlo, también contribuye a difundir determinados aspectos de una cultura distinta, europea, mediterránea, la que ha recibido en la isla de Mallorca, en su ámbito familiar y en su centro de estudios eclesiásticos.

A lo largo de sus primeras páginas, el autor reconoce que son precisamente sus actitudes y formas prácticas de vida las que le llegan a provocar “tales enfrentamientos con la jerarquía católica peruana que le reportan su salida del país en busca de nuevos horizontes, de nuevos retos, de nuevos procesos populares a los que integrarse, ya no como sacerdote sino como un ciudadano más, libre de ataduras institucionales castrantes”.

Su larga i profunda experiencia mexicana  

Es entonces cuando mi buen amigo Juan se plantea y propone iniciar su experiencia mexicana, buscando una alternativa de trabajo y de integración en una nueva sociedad. 

Al salir del Perú, a la edad de treinta y cinco años, se le abren dos opciones a elegir: o bien seguir practicando el sacerdocio en la acomodaticia Mallorca, o bien aceptar la invitación que le cursan sus compañeros, de irse a México.

Se lo tiene que pensar muy bien, mientras pasa un tiempo en su querida isla mediterránea, en compañía de familiares y amistades que le atienden a las mil maravillas.

Le veo muy expresivo cuando se pone a describir lo mucho que le afecta tener que tomar una decisión tan trascendental en su vida. 

Muy fuertemente marcado por la incomprensión e incluso la condena por parte de obispos peruanos, a los que percibe mucho más atentos a los dictados del gobierno militar que a los principios evangélicos, se quiere pensar muy bien qué hacer,  de entonces en adelante.

Quedarse en Mallorca ejerciendo el sacerdocio significa para él tener que renunciar a lo más preciado de su ser. Lo que da sentido a su vida: la práctica de la Teología de la Liberación, que no encaja en una sociedad y una iglesia como la mallorquina, con características y problemáticas totalmente diferentes a las de América Latina. 

No tiene ningún sentido, para él, tener que adaptarse a prácticas que resultan tan ajenas a su forma de pensar y de actuar.

Con la ayuda de buenos amigos, toma la decisión de no volver a integrarse en la iglesia mallorquina, y abandona el gremio clerical al que ha pertenecido durante ocho años seguidos, siempre en Perú.

Me imagino que ésta debe de ser para él la segunda decisión más importante de su vida: optar por un cambio radical y emprender así una nueva aventura de carácter totalmente diferente, cerrando de esta manera un largo primer capítulo de su biografia.

Me resulta apasionante seguir los trazos que va marcando en su siguiente proceder, siempre abierto a las circunstancias con las que se encuentra desde los mismos inicios. No dudo ni por un instante que tiene que resultarle enriquicedora, e inquietante al mismo tiempo, su presencia como brigadista en colonias populares dirigidas por la organización Política Popular. Con unos planteamientos maoistas para el trabajo político con las masas en Monterrey, desarrollando formas de organización popular independiente tanto del Estado como de los partidos de izquierda. 

Me imagino sus dudas y sus reflexiones, al comprobar el cambio radical de su plataforma de trabajo: de un trabajo pastoral al interior de la Iglesia, a un trabajo estrictamente político al interior de una organización de oposición radical al Gobierno.

Y mucho más todavía cuando decide emprender una nueva etapa en la colonial ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, para trabajar, con la autorización episcopal de Monseñor Samuel Ruiz, como sacerdote y también como brigadista de la organización Política Popular en la misma zona, La Castalia, un centro de acogida de indígenas tojolabales, ubicado en las afueras de la ciudad de Comitán.

En principio, se lo toma como un nuevo y complejo reto que se le presenta, en esa otra nueva etapa de su vida: al servicio de un pueblo desconocido, con una lengua ajena a la suya, con una historia y cultura diferente y con dos grupos humanos diferentes: el grupo pastoral de  La Castalia y la brigada de la organización Política Popular.

Amante como soy de la filología, del estudio y conocimiento de idiomas, me impresiona fuertemente la exposición que mi amigo Juan desarrolla sobre el imprescindible papel de las traducciones, a la hora de realizar encuentros pastorales y políticos, donde se precisa de “asesores” que ayuden a transformar en demandas claras el torrente de denuncias y protestas que efectúan los cuatro grupos étnicos participantes -tzeltales, tojolabales, tzotziles y choles-. Todo tiene que leerse en la lengua de cada grupo étnico, para ser traducido luego al castellano y a las demás lenguas.

Este año, el de su anunciada canonización por parte de Francisco, el papa argentino, de nombre Jorge Mario Bergoglio, no puedo dejar de citar las alusiones que hace mi buen amigo mallorquín, Juan Riera, a aquel otro religioso mallorquín, del siglo XVIII, el franciscano Fray Junípero Serra, dedicado a trabajos de evangelización de indígenas pames. Religioso mallorquín que da nombre a la ciudad más importante de la Sierra Gorda, Xalpan de Serra.
Tampoco puedo dejar de mencionar la situación por la que atraviesa mi amigo Juan, cuando regresa de nuevo al Perú, una vez evidenciada la profunda crisis que va minando la organización Política Popular, agravada hasta el punto de hacerla desaparecer.

Su retorno a tierras peruanas le comporta de nuevo otros enfrentamientos con la jerarquía eclesiástica, tanto en la ciudad de Piura com en la ciudad de Lima.  

Pero, al mismo tiempo, le permite reencontrarse con sus antiguos feligreses, en una asamblea popular realizada en el Pueblo Joven San Martín, y con otros compañeros más próximos a la Teología de la Liberación, con quienes ha compartido anteriormente una misma línea de trabajo y múltiples reuniones de reflexión.

Sin retorno a sus orígenes

Si yo tuviera que resumir en pocas palabras el contenido íntegro de ese documento que tan clara y diáfanamente ha elaborado mi buen amigo mallorquín, Juan Riera Fullana “Mossegat”, no dudaría en recalcar, por un lado, sus conflictos tensos con la jerarquía eclesiástica: su salida de Mallorca hacia Perú, el primero; su salida del Perú,  por la situación insostenible con el arzobispo obispo de Piura, Monseñor Richter Prada, el segundo; su salida de Chiapas por la expulsión que le llega desde un tribunal eclesiástico con sede en la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, presidida por el obispo Samuel Ruiz, el tercero; y su salida definitiva del Perú, por orden explícita del Cardenal Primado de Lima, Landázuri Rickets, transmitida a través de su obispo auxiliar Monseñor Smith, el cuarto.

“Todas las expulsiones, como aclara mi buen amigo Juan, son por decisión de las jerarquías eclesiásticas y no de los Gobiernos”.

Por otro lado, también destacaría su firme e inquebrantable decisión de permanecer siempre al lado de los más pobres, defendiendo los intereses de éstos por encima de cualquier otra instancia. Todo ello, como consecuencia positiva de la valoración que hace del  mensaje evangélico.

Para terminar, no creo sorprenda a nadie lo más mínimo que, con un bagaje de estas características, mi buen amigo Juan Riera, al tener la oportunidad de conocer y tratar muy de cerca a una mujer como Montse, una doctora catalana con la que comparte la experiencia de viajar en moto en plena selva peruana y de recorrer en barco el largo tramo que agrupa a comunidades ribereñas del río Amazonas, en la confluencia de los enormes ríos Marañón y Ucayali, cerca de la ciudad de Iquitos, se sienta vivamente atraído por ella y llegue a entablar una relación que le abra la puerta a un mundo desconocido por él hasta entonces.

Veo muy lógico que no solamente admire su capacidad de lucha antifranquista, sus detenciones, sus torturas, sus violaciones, sus juicios, sus condenas, sus trabajos en el Hospital de Son Dureta, en Palma de Mallorca, en la unidad de cuidados intensivos, su anticlericalismo declarado; sino que también se adentre en el establecimiento de una relación muy íntima, muy profunda, la que más.

Sí que puede llegar a sorprender enormemente, como me ocurrió a mí al leerla, la descripción que mi amigo Juan Riera realiza sobre su final en la isla de Menorca, idílico y trágico...

Cecili Buele i Ramis
Amigo, compañero de estudios y trabajos, del autor

Mallorca, 1 de Mayo de 2015

divendres, 4 de febrer del 2022

Joan Riera Fullana «Mossegat», entre Mallorca, Perú i Mèxic (3)

Des que, a finals de la dècada dels anys setanta del segle passat, n’estableix definitivament el lloc de residència i de treball a Mèxic, formant-hi una família amb na Nina, en Bafer i na Núria, la vida de Joan Riera Fullana «Mossegat» mai no es deslliga totalment de la Roqueta, ni de Manacor on manté ben estrets lligams familiars.

En algunes ocasions, s’hi fa present, tot i que sigui per poc temps i alguns dies. Oportunitats que miram d’aprofitar per aconseguir-ne el contacte i la comunicació.

Vet ací les imatges d’algunes d’aquestes retrobades amb Joan Riera.

01 Any 2013. Entrevista ben sucosa al programa de TV Manacor Sal i Llum.

El mes de febrer de 2013, aprofitant una venguda a Mallorca d’en Joan Riera, el bon amic J.L. García Mallada li fa una entrevista ben sucosa al programa de TV Manacor Sal i Llum.

Aleshores recoman de veure-hi les opinions que s'hi expressen sobre elements tan diversos com són ara els partits polítics, les creences religioses, la jerarquia eclesiàstica, les polítiques populars no partidistes, el sacerdoci i la ruptura de lligams amb el món eclesiàstic, l'organització popular llatinoamericana, les organitzacions camperoles, les empreses socials, la recomposició del teixit social trencat, el narcotràfic mexicà amb el bagatge de corrupció i de descomposició integral que comporta... 

02 Any 2013. Gloses meves catalanes, publicades a Mèxic!

Present públicament el meu primer llibre, "Gloses meves", amb la participació de dues amistats ben entranyables: la poeta mallorquina Antonina Canyelles (de profunditat intensament densa i intensitat densament profunda!), i l'escriptor pobler Miquel López Crespí (amb més d'un centenar de llibres publicats en català!)... A la seu de l'Associació de Familiars Amb Malaltia d'Alzhèimer, de Ciutat.

Precisament surten publicades a Mèxic, gràcies al bon amic i company de lluites polítiques i pastorals, el manacorí que hi resideix des de fa dècades, Joan Riera Fullana “Mossegat”, qui, en venir de vacances a Mallorca, s'entossudeix a voler publicar-l'hi.

Aquell mateix any, enregistram imatges i  a la casa rectoral del santuari de la Bonanova, a Palma, durant el sopar de condeixebles de la generació del 68 (del segle passat!), celebrant-ne el 45è aniversari de final de carrera...

03 Any 2016. Vet ací el llibre d'en Joan Riera Fullana per antonomàsia: "Ejido colectivo Batopilas. Su historia" (octubre 2016). La lectura d'aquest llibre ajuda a veure-hi reflectides dues realitats distintes -Mallorca i Mèxic- que, així i tot, porten una mateixa marca, difícilment esborrable: totes dues esdevenen alhora, d'una manera o una altra, víctimes col·lectives idèntiques d'un model econòmic i polític que afavoreix descaradament interessos aliens.

04 Presentació, a Manacor, de dos llibres d'en Joan Riera Fullana (novembre 2016)

M’alegra ben molt que el bon amic Sebastià Riera "Mossegat" em convidi a fer la presentació dels dos llibres publicats a Mèxic pel seu germà i amic meu, Joan. Ho feim a la Llibreria "Món de Llibres", a Manacor, amb la presència física del bon amic vengut de Mèxic per passar unes setmanes a Mallorca

05 Presentació, a Palma, dels dos llibres d'en Joan Riera Fullana (novembre 2016)

Aprofitant la seva estada a Mallorca, acompanyat de la seva esposa mexicana, na Nina, organitzam trobades diverses, sobretot encaminades a la presentació dels seus dos llibres. A Palma, ho feim el mes de nombre de 2016 al Casal de Can Alcover, on l’Obra Cultural Balear ho inclou dins del seu programa d’activitats.

06 "Confesiones de un confesor", és un d’aquests dos llibres d'en Joan Riera Fullana (novembre 2016)

Se serveix d’aquest llibre per exposar-hi un procés personal de conversió i de canvis profunds. Confessa públicament que, durant els seus 8 anys de treball pastoral al Perú, ho viu molt intensament. Tant pel que fa a les categories humanístiques, filosòfiques, teològiques i pastorals rebudes durant l’etapa llarga de formació, en règim d’internat estricte al Seminari diocesà de Mallorca. Com pel que respecte a la seva praxi política i social.

07 Joan Riera Fullana a Mallorca (2012-2018) (6’56’’). Vet ací un petit recull d’episodis diversos relacionats amb l'estada a Mallorca d'aquest manacorí resident a Mèxic des de fa dècades.

08 Dinar amb Joan Riera, a can Arabí (2’) (novembre 2018). Catorze comensals compartim taula a can Arabí, Binissalem, acompanyant Joan Riera i Nina que, des de Mèxic, s'han vengut a Mallorca a passar-hi uns dies de descans...

09 Algunes imatges (7’50’’) de l'arribada a Piura, des de Tarapoto, i de l'estada a la ciutat, visitant la família Mendoza-Guerrero, anant a rebre Joan Riera i Nina a l'aeroport, passejant per Castilla, visitant esglésies de Piura, amb l'acompanyament musical  d'una "marinera norteña" (febrer 2020)


10 Trobada emotiva a Piura, amb el condeixeble manacorí Joan Riera Fullana «Mossegat» (febrer 2020) quaranta-cinc anys després d'haver-nos-hi trobat per primera vegada, treballant junts al barri de San Martín (9’31’’) (febrer 2020)

L’any 2021, cinquanta-tres anys després de la nostra ordenació sacerdotal, em va passar pel cap fer un vídeo domèstic (1’51’’), tot recordant altres commemoracions d'aquell 16 de juny de 1968, amb la resta de companys capellans mallorquins. 

Enguany ja no serem tants. A principis de 2022, ens acaba de deixar el company manacorí Joan Riera Fullana «Mossegat». Que en pau descansi! 

Pere Barceló, Cecili Buele, Mateu Cladera, Pere Llompart (+), Toni Mas (+), Sebastià Mesquida, Joan Mora, Biel Pérez, Pere Ramis, Jaume Ribas, Joan Riera (+), Ramon Serra (+), Miquel Serra, Tomeu Suau i Nadal Trias.


Digitalització bancària i persones majors

Als estudis d'IB3 Ràdio, per al programa radiofònic "Al Dia" conduït pels periodistes Maria Ferrer i Joan Sitges, hem intervingut, a més d'ells dos, Juanjo Caldés en representació de Colonya Caixa d'Estalvis de Pollença, Toni Salas president de la FELIB i batle de Costitx, Joan Torrens delegat sindical de la UOB a CaixaBank, i jo mateix que hi representava Jubilats per Mallorca.

Vet ací allò que jo hi volia manifestar:

 - El maltractament bancari cap a les persones majors només és la punta de l'iceberg del maltractament bancari generalitzat a tota la població

- Els bancs s'han convertit en el símbol primordial del model capitalista de les societats del segle XXI: mai no perden, sempre guanyen!

- De guardians dels nostres doblers, han passat a ser-ne amos i senyors particulars i privats, que en disposen com volen, sense cap mostra ni via oberta a la participació ciutadana democràtica

- 40 anys després d'haver-hi continuat dipositant-hi doblers mensualment, t'arriben a dir que, a partir dels 75 anys, per al banc, ja ets home mort (no et mereixes que et facin cap préstec, ni cap hipoteca, ni cap compra de pis, ni cap hipoteca inversa, ni res de res, etc.)

- L'ús i abús del caixer automàtic per a la gent major no té perdó de Déu

- Els nostres governants han d'arribar a tenir la gosadia d'aplicar-s'hi amb molta més fermesa i d'oposar-se que sigui la representació bancària la que dugui el timó de la nau estatal

- Amb l'excusa de la covid maleïda, que s'està convertint en l'arma de destrucció massiva més perillosa de totes, les entitats bancàries pretenen acabar amb l'atenció presencial bancària. ENS HI OPOSAM OBERTAMENT!

- Com a clients "forçats" d'entitats bancàries, reclamam de ser-hi atesos més respectuosament: ni som números ni trastos vells, som persones!

- Recomanam l'accés voluntari  i decidir a la banca ètica, com Colonya Caixa d'Estalvis de Pollença entre nosaltres, una de les dues caixes d'estalvi que encara queden a l'estat espanyol, i que continua mantenint l'atenció presencial com a norma preferent d'actuació professional a totes les seves oficines.

Vet ací allò que hi he manifestat realment...






dijous, 3 de febrer del 2022

Joan Riera Fullana «Mossegat», condeixeble (2)

Quinze companys estudiants seminaristes, després d’haver compartit tretze anys seguits d’estudis eclesiàstics al Seminari diocesà de Mallorca, rebem l’ordenació sacerdotal el 16 de juny de 1968.

Acabam la carrera eclesiàstica i encetam etapa nova en les nostres vides. Cadascú pren el seu camí. Uns queden a Mallorca. Altres se’n van a terres de l’Àfrica Central. Alguns a l’Amèrica Llatina. 

És la resposta mallorquina a l’encíclica del papa Pius XII «Fidei Donum» que demana als capellans diocesans un servei voluntari i decidit al continent africà; i és també la resposta mallorquina compromesa amb l’església peruana, seguint les passes de l'OCSHA (Obra para la Cooperación Sacerdotal Hispano Americana).

Joan Riera Fullana «Mossegat» neix a Manacor el 12 de novembre de 1941. L’any 1959 ingressa al Col·legi de la Sapiència. És ordenat prevere a Palma el 16 de juny de 1968. Se n’hi va cap dret, al Perú. A la parròquia fundada pels mallorquins Bartomeu Vaquer i Jaume Santandreu, situada a la barriada perifèrica de Piura, PJ San Martín.

S’hi dedica en cos i ànima, fins al punt que esdevé un agent pastoral de referència ineludible a l’àmbit dels eclesiàstics que impulsen la Teologia de l’Alliberament. Hi treballa fins l’any 1976.

Inicia una etapa nova dins la seva vida. 

Primerament, amb el bisbe Leónidas Proaño, a la diòcesi de Riobamba, Equador.  Un dels bisbes llatinoamericans que lluita més fermament per introduir la justícia social en les relacions amb els indígenes, per promoure el seu accés a la vida pública i al poder polític  i adopta amb entusiasme les tesis de la teologia de l'alliberament. 

Seguidament participa en la campanya d’alfabetització que la Revolució Sandinista promou a Nicaragua, treballant, entre d’altres àmbits, a l’Institut d’Estudis Històrics del sandinisme.

Passa a Mèxic, on col·labora amb el bisbe de Chiapas, defensor dels drets dels pobles indígenes, Samuel Ruiz García, a la diòcesi de San Cristóbal de las Casas.

Hi funda la família amb la seva companya Nina i deixa d’exercir com a clergue.

Dos llibres seus que, aprofitant un dels seus viatges esporàdics a La Roqueta, presentam conjuntament, a Palma   i a Manacor  ajuden a comprendre millor la seva trajectòria personal, professional, social, religiosa i política, i a fer-ne un seguiment més acurat. «Confesiones de un confesor» (2016) i «Ejido Colectivo Batopilas. Su historia» (2016).

El 17 de novembre de 2016, me’ls dedicava d’aquesta manera:

«Amic Cil, impossible explicar lo que significas para mí. La vida nos ha unido y nosotros hemos profundizado nuestra amistad. Con gran afecto. JR»

«Cil, Batopilas es parte de mi vida y la quiero compartir contigo. Fuerza y resistencia. JR».



Al bon amic meu manacorí, Joan Riera Fullana «Mossegat» (1)

La família piurana Mendoza Guerrero, grans amics dels capellans mallorquins que treballàrem al PJ San Martín de la ciutat peruana de Piura a la dècada dels anys seixanta i setanta del segle passat, és la primera que em comunica la defunció del bon amic manacorí Joan Riera Fullana «Mossegat», al seu domicili familiar de la ciutat de Mèxic D.F.

M’arriba la notícia, mentre em trob al cementeri de Palma, mirant de compartir el condol amb la família de Margalida Llompart Mudoy, una veïna de 64 anys, de la meva mateixa escala, qui també ens acaba de deixar...

Només dos dies després d’haver acomiadat l’altre bon amic santjoaner/manacorí, el president de l’associació cultural Amics del Seminari de Mallorca, Joan Barceló i Matas.

Mir de posar-me en contacte amb la companya mexicana d’en Joan Riera, la bona amiga Nina. Tenc la gran sort de trobar-la-hi. M’explica molt succintament que ahir mateix hagué de dur-lo a l’hospital, on ja no hi pogueren fer res, degut a la complicació renal que l’afectava greument.

Contactant amb el seu germà Sebastià resident a Manacor, compartim plegats la pena per una separació tan dolorosa. Amb ganes de retre-li algun acte d’homenatge i reconeixement més o manco públic, m’oferesc a fer-los costat en tot i per tot.

En arribar-me’n la notícia tan feresta, la meva primera reacció és de ràbia contenguda! No fa ni tres dies que hem pogut conversar tots dos plegats via whatsapp! Mai per mai no m’havia passat pel cap la idea ni el pensament que aquella en fos la darrera vegada que ho fèiem.

Fins i tot parlàrem de la visita que jo podria fer-los, a casa seva, quan em tornàs a passar pel cap la idea de viatjar al Perú... Que hi tenien i mantenien les portes ben obertes, sense cap casta de problema d’allotjament per a mi, durant tot el temps que jo volgués romandre a Mèxic...

Més que una poalada d’aigua freda, m’ha caigut com una bomba, d’aquelles que fan estralls!

A banda d’haver compartit estudis eclesiàstics al Seminari diocesà de Mallorca i d’haver estat ordenats sacerdots el mateix dia i al mateix indret, amb posterioritat també hem compartit altres tasques. 

La més significativa i intensa es remunta a l’any 1975, quan ens posam a treballar plegats al front de la parròquia Ntra. Sra. del Rosario del P.J. San Martín, de Piura.

És ell qui m’ajuda a aterrar en aquelles terres, a copsar més nítidament i clara aquelles realitats, a parar esment als batecs d’aquella població, a endinsar-me en la teologia i la pastoral d’aquella església popular, a descobrir-hi presències noves del Senyor Jesús enmig dels pobres, a lluitar contra les formes d’opressió allà imperants, a col·locar-me sempre a favor dels preferits del Regne, a enfrontar-me a poderosos i magnats, a descobrir-hi els valors nous d’un Evangeli escampat a tots vuit vents del món i de la bolla, a fer-m’hi present d’una manera molt distinta a la que m’havien ensenyat des de Mallorca estant...

Gràcies a Déu, i a les aportacions del bon amic Joan Riera Fullana «Mossegat», quaranta-set anys després encara perduren en mi ben vives les ganes de romandre sempre com a fidel servidor dels sectors més febles de les nostres societats, seguint les línies marcades per Jesús de Natzaret... amb qui tenc la convicció ferma que ja s’ha retrobat, de manera tan plena com ben directa.

dimecres, 2 de febrer del 2022

A la bona amiga Margalida Llompart Mudoy

Na Margalida Llompart Mudoy no hauria complit encara els 10 anys, quan ens topàrem per primera vegada. Fou a Algaida. Jo n’estaria rascant la vintena: amb motiu d’allò que en deien «Missions Infantils», a finals de la dècada dels anys 60 del segle passat.

La vida ens dugué a retrobar-nos, dues dècades després, compartint escala a la mateixa finca, al barri del Camp Rodó, a Ciutat. Ella a la planta primera, amb els seus dos fills. Jo a la tercera, amb la meva esposa Isabel Rosselló Girart, a finals dels anys 80 del segle passat.

Després de la primera desena d’estada veïnal, arribàrem a coincidir fent feina tots dos a les mateixes instal·lacions de La Misericòrdia. Allà mateix on el Consell de Mallorca manté la seu de la Conselleria de Cultura. Ella, com a bibliotecària. Jo, com a conseller de Cultura i Joventut.

L’amistat, sincera i profunda durant tots aquells anys, entre na Margalida i na Isabel, la meva esposa difunta, en feia dues veïnades col·laboradores entusiastes. S’entenien a la perfecció. Sobretot, a l’hora de mantenir, amb una mica més ordre, la petita comunitat de 7 propietaris del carrer Rovira i Virgili (quan encara no comptava amb cap administrador oficialment reconegut).

Vaja quin any, aquest de les anneretes! 

Ja he perdut el compte d’amistats i persones conegudes que se n’han anat d’aquest món, d’ençà que l’iniciàrem l’1 de gener de 2022.

És el 12 de gener d'aquest any quan, a primera hora del matí, els meus ulls veuen que, a Palma, la capital del turisme, troben el cadàver d'un "indigent" que s'ha mort durant la nit freda, ajagut damunt d'un banc del barri del Camp Rodó.

Dins la primera quinzena, em comuniquen la notícia de la mort del bon amic, mossèn Joan Martorell Mir, a punt de complir els 97 anys d’edat, a les Germanetes dels Pobres. Precisament ell és el rector d’Algaida, quan na Margalida participa molt aplicadament, com un infant més, en aquelles jornades de Missions Infantils organitzades per estudiants seminaristes.

Pocs dies després, el dia de la festa de sant Tomàs d’Aquí, el proppassat 28 de gener, se'n va, de forma tan inesperada com indesitjada, el bon amic santjoaner, Joan Barceló Matas. És el president de l’associació cultural Amics del Seminari de Mallorca.

Ara, avui, aquest dimecres 2 de febrer, els fills de na Margalida Llompart Mudoy em comuniquen que sa mare morí dimarts, i que el tanatori serà dijous 3 de febrer al  cementeri de Palma, Son Valentí, de 14:30-19h sala 3...
També d’una manera sobtada, me n’arriba la notícia. Es tracta de la defunció d’una veïnada de l’escala on visc. Vaig veure-la per darrera vegada a la reunió convocada per l’administrador...

L’endemà del Dia dels Innocents, m’assabent que ha estat ingressada a l’hospital de Son Espases... Hi mantenc alguna conversa breu per whatsapp... Me n’agraeix l’interès... La veig conscient de no tenir molt bon pronòstic... Prefereix no tenir més visites que els familiars que la cuiden i que no la deixen ni un moment tota sola... 

La resta de veïnats, com jo mateix, quan s’assabenten d’una pèrdua tan valuosa com aquesta, no se’n poden avenir: com pot ser que una dona, a punt de jubilar-se, amb 64 anys d’edat,  una mesada després d’haver ingressat a l’hospital, hagi de ser emportada al cementeri...

La vida, sovint, es presenta així de crua i de dura!

Tant de bo que la seva família rebi tot el suport que precisa en uns moments com aquest. 
I que ella descansi en pau! La bona veïnada Margalida Llompart Mudoy, que vaig tenir la gran sort de conèixer i tractar per primera vegada a Algaida, quan ella no comptava encara amb 10 anys d’edat. 

Que al Cel Sia!

dissabte, 15 de gener del 2022

Al bon amic capellà, mossèn Joan Martorell i Mir

Des de la residència de les Germanetes dels Pobres, on resideix des de fa uns anys, m’acaben de comunicar la mort del bon amic i molt bon capellà inquer, mossèn Joan Martorell i Mir, a punt de complir els 97 anys d’edat.

Que descansi en pau!

Sé que neix a Inca l’any 1925. Estudia al Seminari diocesà de Mallorca i és ordenat prevere a Barcelona l’any 1952 a l’edat de 27 anys, amb motiu de la celebració del Congrés Eucarístic Internacional.

S’exerceix com a vicari de Santanyí durant tres anys (1952-54), i com a vicari de Binissalem durant quatre (1954-58).

El conec i tract de prop per primera vegada quan s’exerceix com a ecònom de la parròquia d’Algaida on roman durant 16 anys (1958-74). Posteriorment és nomenat rector de Vilafranca (1974-79). Hi resideix cinc anys.

L’any 1979 se'n va a la parròquia ciutadana de Santa Catalina Thomàs, com a vicari, on tornam a coincidir i tractar-nos de prop adesiara, durant aquests darrers 42 anys que hi ha romàs.

En un moment com aquest, quan el bon amic se’n va cap a l’altra dimensió vital eterna, em ve a la memòria el record viu, entre d'altres, de dos moments terrenals molt significatius en la nostra relació personal.

El primer, és a Algaida. El segon, a Palma.

Ell n’és l’ecònom algaidí a finals de la dècada dels anys 60 del segle passat. Quan nosaltres, estudiants de Teologia, duim a terme allò que se’n deien «Missions Infantils» a pobles diversos de l’illa de Mallorca.


Ho hem recordat tots dos més d’una vegada. Es tractava d’unes jornades en què barrejàvem jocs, cançons, pregàries, xerrades, etc. amb tots els infants de la vila.

En connivència amb les autoritats civils, militars, policials, educatives, familiars, eclesiàstiques, etc. la vida d’aquell poble se centrava durant tota una setmana sencera en aquell fet tan singular en el qual participaven educadors, pares i mares, catequistes, seminaristes, capellans i religioses...

En un d’aquells jocs, que consisteix a veure qui corre més ràpid, ens enfrontam tots dos a la plaça de la vila algaidina, ensotanats com és costum de l’època. I m’hi guanya. Mossèn Joan Martorell, el rector del poble corre més ràpid que jo i guanya al jove estudiant del Seminari amb qui competeix...

Ho hem recordat plegats, i esmentat sovint comentant-ho entre rialles.

El segon bon record que en guard, d’aquest bon amic inquer, té relació amb el gran favor que em fa l’any 1988, una vintena d’anys després.


Com a vicari de la parròquia de Santa Catalina Thomàs, sense posar-hi cap casta d’impediment, sinó ben al contrari donant-me totes les facilitats d'aquest món, accedeix gustosament a oferir-me-n’hi de molt bon grat la capseta dels «olis sagrats», perquè sigui jo qui administri a ca meva la «unció dels malalts» a la meva esposa Lina Company, quan es troba a punt de morir...

Mai no ho he oblidat! Aleshores jo ja duc més de mitja dotzena d’anys sense exercir com a capellà, per haver-m'hi casat pel civil. És llavors quan per darrera vegada n’administr el sagrament a una persona malalta, la meva esposa Lina (que en pau descansi!)

No puc més que desitjar, a aquest bon amic capellà inquer, que descansi en pau. Ell qui ha dedicat tota la seva vida a escampar la bondat joiosa i el goig bondadós de l’evangeli salvador de Jesús de Natzaret, a tants indrets de la nostra estimada Mallorca.

Que el vegem en el cel!

dimecres, 12 de gener del 2022

Morir damunt un banc d’una plaça pública, a Palma!

A Palma? A la capital del turisme mediterrani occidental? A la ciutat que vol assumir la capitalitat de les Illes Balears? A l’indret illenc on raja la font de riquesa més gran, que se’n va a parar gairebé tota a Madrid? 

A Palma? A l’indret on arriben anualment a terra, per mar i aire, milers d’avions procedents de l’exterior i centenars de macro-vaixells amb milions de viatgers ben confortablement instal·lats? 

A Palma? On es troben les seus del bisbat de Mallorca, del govern militar, del parlament balear, del govern autonòmic, del govern insular, del govern municipal capitalí...? On mantenen la seu tantíssims d’organismes institucionals, tantíssimes organitzacions no governamentals, amb tantíssims despatxos tan ben condicionats... 

A Palma! A primeres hores del matí, han trobat el cadàver d’un «indigent» al carrer! A Palma! 

Ho he vist, amb els meus ulls! No crec que se m’esborri mai de la memòria!

Ho penj a facebook dimarts dia 11 de gener de 2022: 

"Acab de veure una escena insòlita a prop de ca meva: a la plaça Germans Garcia Penyaranda, a prop de l'Escorxador, a Palma, hi destrio un cotxe dels Serveis Judicials. Quatre individus, protegits amb vestits aïllants de blanc, trauen d'entre cartrons situats damunt d'un banc, el cos inert i rígid d'una persona que fiquen dins d'un sac blanc, morta... Jo no ho havia vist mai a Palma! Així no anam!"

No poca gent se’n fa ressò, afegint-hi comentaris de tota casta. Els agraesc tots, de tot cor. 

El que més endins m’arriba és el d’un bon amic, molt més jove que jo. Me’l tramet vint-i-quatre hores després, per messenger:

"Bon dia, Cil!
Estic impactat per la notícia que vares publicar ahir.
Al mateix temps, no pens dedicar ni un segon a fer el ploricó ni a criticar ningú.
Som un dels centenars de milions de persones que viu sota un sostre rere una porta tancada amb pany, i no vaig convidar aquesta persona a dormir a ca nostra la nit que va morir.
Pens de quina manera es pot posar una pedra amb qualque possibilitat  d'aconseguir cap avenç en aquest tema.

Se m'acut:

1) Esbrinar què nom la persona que va morir i fer-hi qualque acció de record. Potser semblant a quan mor una dona víctima de violència masclista, o semblant al cas Alpha Pam. Personalitzar-lo, re-humanitzar-lo. És tal persona, no un cadàver anònim enmig d'un pessebre de cartons.

2) Mirar qui és que fa feina en aquest àmbit a Mallorca, i si la manera és efectiva. Si no basta, explorar la Fundació Arrels de Barcelona, bé per estendre-la a Mallorca bé per copiar-la.

Si se t'acut res més, digues!

Una abraçada i bon 2022.

(Volia dir centenars de milers de persones amb sostre, només a Palma)"

No em puc estar de respondre-hi tot d’una:

"Gràcies, Joan, per haver parat esment al que vaig manifestar ahir sobre una persona anònima per a mi... Miraré de fer cas al que em dius, sobre allò que presenciaren els meus ulls, encara ara astorats, a la plaça Germans Garcia Penyaranda damunt les 9:30 del matí de dimarts 11 de gener de 2022.
Et dic coses. Una abraçada."

Engrescat per aquesta aportació juvenil que m’arriba inesperadament, a les 10:43h se m’acut d’adreçar-me a dos periodistes, dos advocats, dues entitats ciutadanes i quatre polítics.

Sorprenentment i sobtada, només al cap de tres minuts (10:46h), m’arriba la resposta del batle de Palma, José Hila

«Bon dia Cecili, és molt trist que passi una cosa així, massa gent viu al carrer i tractam amb l’àrea de Benestar Social i Imas del Consell d’oferir una alternativa, ja sigui un servei d’acollida o un pis on viure temporalment. Però també molts d’ells no volen anar. Hem de fer molta feina perquè això no torni a passar».

Quatre minuts després, li’n vull agrair sincerament una resposta tan prompta:
«Gràcies, per aqueixes paraules teves, que em fas arribar tan ràpidament, batle José... com molts voldríem veure-hi també iniciatives municipals concretes d’aquí que toquin hores. Una abraçada!»

Pel que fa a la resta de destinataris, un dels dos advocats, una mica més tard, també em fa arribar la seva resposta, que agraesc sincerament: 

«Se podría investigar qué tiempo llevaba ese ciudadano y ser humano en esas circunstancias... Y si hay alguna entidad que quisiera exigir responsabilidades, yo me presto desinteresadamente para asistir jurídicamente el tema, ni con la izquierda gobernando se evitan estos acontecimientos».

Durant aquest darrer quart de segle, com a ciutadà de Palma que en desitja la millora, sempre he tengut ben present allò que va passar, quan un bon advocat volgué actuar en defensa d’una altra persona trobada morta a Palma... en va guanyar el plet, contra l’Ajuntament!


dissabte, 25 de desembre del 2021

Dos Nadals, ben diferents, en cinquanta anys


En bon dia de Nadal de l’any 2021 no puc passar per alt allò que record tan vivament del mateix dia, cinquanta anys enrere, l’any 1971. 

Cinc dècades enrere, el  meu Nadal va tenir molt poc a veure amb el Nadal d’enguany. Ni era a Palma, ni a Mallorca, ni a Europa: era al mateix cor de l’Àfrica negra, a la regió africana dels Grans Llacs, a l’interior d’un petit i bell país anomenat Burundi, en una missió catòlica anomenada Gitongo, dins la diòcesi de Gitega.

El món ha canviat tant aquests darrers cinquanta anys, que ja no sembla el mateix d’abans. Pentura ja no n’és, el mateix. No s’hi assembla, en moltíssims d’aspectes, si més no.

Avui fa exactament CINQUANTA ANYS I UN DIA que, empès per l’Esperit de Jesús, el palestí galileu de Natzaret, vaig arribar al Burundi, al mateix cor de l’Àfrica negra, amb moltes ganes d’escampar-n’hi la llavor de l’Evangeli... 

Que Déu Pare i Mare sigui beneït per a sempre, i tant allà com a qualsevol altre racó d’aquest Planeta nostre tan malmenat, hi escampi llavors de pau, d’amor i de felicitat perennes i perdurables en el temps i els espais!
Mentre a Palma anava fent sonar l’orgue, a la parròquia de Santa Catalina Thomàs, celebrant les Matines de Nadal 2021, (no a les 12 de la nit com fèiem d’infants, sinó a les 7 de l’horabaixa), em venia al cap que, cinquanta anys enrere, havia celebrat la meva primera vigília de Nadal que no comptava amb el cant de la Sibil·la, ni amb el Sermó de la Calenda, ni amb el Cant dels Pastors... coses que em sorprengueren moltíssim, a la meva edat de 27 anys.

Havia arribat per primer cop a l'Àfrica negra dia 23 de desembre de l'any 1971. Em trobava a l'Àfrica Central, l'Àfrica del Llac Tanganika, l'Àfrica del Burundi, el País de les Mil i Una Muntanyetes, on convivien tres ètnies diferents  - tutsi, hutu i twa - barrejades amb moltes d'altres que s'hi havien instal·lat més tardanament - àrabs, hindús, xineses, pakistaneses, europees, nord-americanes, canadenques, etc -.

A primer cop d'ull, m'havia sorprès molt aquella petita ciutat, capital del país, que es deia Bujumbura. Em semblava trobar-me en una de tantes viles europees. Hi havia destriat comerços i restaurants; anuncis publicitaris; circulació de camions, cotxes, motos, bicicletes; jardins, edificis sòlidament construïts, llargues avingudes. 

Tot allò s'assemblava ben poc a la idea prèvia que m'havia fet d'Àfrica, mentre era a Europa.

Poques hores després de l'arribada, emperò, ja vaig tenir l'oportunitat de topar-me cara a cara amb la presència colpidora de la misèria més crua i esgarrifosa. La tenia ben davant, emergent de per tots els costats d'aquella gran cotxada conduïda per un dels missioners mallorquins. 

Enfilant-se per amunt, cap al coll del Bugarama, una de les muntanyes més altes del país que, tan sols en una vintena de quilòmetres, passava dels 800 metres d'altura a més dels 2.000 per damunt del nivell de la mar, ens anàvem endinsant en tot un altre món, totalment distint al món urbà que havia descobert a la capital. 

Efectivament, l'interior del país, el món rural d'aquell país centre-africà, era tota una altra realitat humana: gent que anava mig nua, descalça i bruta... Vestits espelleringats, amb trossos de tela mig podrida... Vivendes que no eren cap altra cosa que senzilles barraques de fang... Dones carregades amb grans feixos de llenya o violes de plàtan damunt del cap... Minusvàlids arrossegant-se per la pols dels camins... Leprosos que anaven deixant, a cada passa esmorteïda, algun d'aquells bocins de carn podrida, mesells de llargues llagues supurant...

Tenia davant dels meus ulls la misèria més crua i esborronadora que mai no havia vist enlloc! I, el que em resultava més dolorós encara, el sentiment rosegador de no poder-hi fer res més que passar-hi pel costat ben de puntetes. 

Mentrestant, la camioneta Peugeot-404 seguia impassible el seu camí, a pas de tortuga, cap al capcurucull del cim del Bugarama.

Ens calia fer una aturada, perquè pogués descansar una estoneta aquell motor tan encalentit. I per refrescar-hi també els ànims, tan cuits per aquella pujada, físicament i moralment tan empinada. 

Érem a punt d'arribar a la fi de l'única carretera del país que havia estat coberta amb una capa molt fina d'asfalt enquitranat. Totes les altres eren autèntics camins de carro, plens de pols o de fang, segons la temporada, i farcits de clots o bonys a cada passa, segons em deien els companys.

Com en molts altres indrets del país, la gent hi havia aixecat allò que en deien un mercadet. Hi venien fruites i verdures, i algunes flors i plantes mig pansides. A aquelles hores del capvespre, molt poca cosa més hi podien trobar. 

Fou precisament allà, al capcurucull del cim del Bugarama, on vaig poder escoltar per primer cop la veu dels meus companys parlant la llengua pròpia del país amb gent nativa. No n’hi vaig entendre cap ni una, de paraula. En aquell instant precís, tampoc no em veia capaç d'arribar a parlar-la qualque dia. 

Usaven el kirundi, una llengua emprada per més de 3 milions de persones en aquell rodol del món anomenat Burundi.

Avesat com estava al fred intens de l'època nadalenca mallorquina, vaig romandre sorprès i astorat en comprovar que al Burundi, per aquelles mateixes calendes, hi feia una calor primaveral. Em trobava en un país bastant més a prop de la línia equatorial de la bolla del món.

En aquelles festes de Nadal de 1971, la població nativa que envoltava la missió catòlica de Gitongo havia estat ben assabentada de l'arribada d'aquells tres nous missioners mallorquins. Ens estaven esperant des de feia temps amb una il·lusió molt gran. 

Gent senzilla i molt amable, el matí d'aquell primer dia s'hi havien acostat amb actitud d'agraïment profund; sobretot, en percebre el gran esforç que comportava per als recentment arribats el fet d'intentar saludar-los amb les poques paraules en kirundi que havíem aconseguit de memoritzar: "Bwakeye" o "Mwiriwe" - bon dia, bones tardes -. 

En sentir-se saludats en la seva pròpia llengua, s'hi amollaven en llargues i extenses paragrafades que, lògicament, resultaven del tot incomprensibles per aquells tres mallorquins que hi acabàvem d'arribar. En correspondència, nosaltres no podíem ni sabíem fer cap altra cosa que oferir-los-en el somriure permanentment present a cada rostre nostre.

Aquell primer dia d'estada meva al Burundi havia coincidit amb la vigília de Nadal 1971. 
De sorpresa en sorpresa, vaig anar-me assabentant que, en aquell país, no hi havia el costum de fer la Missa del Gall ni les Matines. Que el Nadal se celebrava només durant el dia... Que a la missió s'evitava sempre qualsevol casta de reunió nocturna... Que durant la nit era del tot necessari que tothom romangués a casa seva... Que sempre hi havia de quedar qualcú, a guardar la casa, i que allò no ho podien fer ni els vells ni els infants... Que n'hi havia que vivien a 5, 10, 15 o 20 quilòmetres de distància, i que sempre hi acudien caminant a peu i amb els peus descalços, fossin infants, dones i homes, o persones ja majors... Que era sobretot durant la nit quan els lladres i bandolers aprofitaven per fer-ne de les seves…

La nit, al Burundi, esdevenia com una casta de misteri. Ho deia un antic adagi, memoritzat per la gent més vella de la contrada: "si no ets capaç de respectar la nit, no t'ha de sorprendre que la nit mai no et respecti". Per això mateix, tothom romania a casa seva, des que es ponia el sol fins que tornava a clarejar.

Les primeres Matines celebrades al Burundi em resultaren d'allò més singular i inoblidable. 

En una capelleta il·luminada amb llumets de petroli, sense cap cant de la Sibil·la ni villancets ni nadales, sense el fred ni la frescor del nadal mallorquí, sense cap casta d'il·luminació elèctrica, ni sonades d'orgue... 

D'una manera molt senzilla i pobra, jo feia part d'aquella colla de capellans mallorquins que, encapçalats pel veterà santamarier mossèn Miquel Parets, ens reuníem amb mitja dotzena de monges africanes, per a celebrar religiosament el Nadal. I en kirundi, la llengua del país. Una llengua que, en aquells moments, jo desconeixia per complet ni n’entenia res de res.

Foren dues hores tan llargues com intenses, plenes d'una emoció molt gran, que em feren recórrer pel cervell els records de tanta gent amiga deixada feia tan poc temps a l'illa de Mallorca. Alhora que esguardava aquell grapat de nova gent amiga, d'ànima africana, de pell ben negra i que parlava una llengua que em resultava totalment estranya a la meva oïda.

Cinquanta anys després, he de reconèixer diferències notables en la manera de celebrar Nadal, tant a Mallorca com al Burundi. 

Em qued amb totes dues, com a dues experiències molt valuoses...

Tot i que no puc deixar de lamentar profundament que, en el cas de Palma, com ha dit qualcú a les xarxes de la inter-comunicació, resulti molt més mal de trobar que una agulla dins d’un paller, una sola celebració nadalenca de Matines íntegrament en català, l’única llengua pròpia de Mallorca!

Bones festes de Nadal i de Cap d’Any per a tothom!

dimecres, 8 de desembre del 2021

Presentació del llibre Llengua i pàtria, de Jordi Quingles (1): va de llengua

PRESENTACIÓ DEL LLIBRE “LLENGUA I PÀTRIA. Un nou futur per a l’espai occitano-català”, de Jordi Quingles i Fontcuberta, editat per  José Juan de Olañeta Fernández Grande.

He de manifestar que estic molt content de trobar-me en aquest espai d’ÍNSULA LITERÀRIA que manté obert el jove ADRIÀ GARCIAS I MORELL, per presentar aquest llibre de 131 pàgines, fàcil de transportar, molt fàcil de llegir, i molt ben editat per Olañeta, amb Jordi Quingles d’autor.

M’agradaria fer-ho, desplegant-hi aquests CINC PUNTS:

1. Va de llengua

2. De cara al futur

3. La noció de llengua

4. La noció de pàtria

5. Conclusions: gran defensa de la teoria occitanista

oOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

1. Va de llengua

De bon començament, com ja me n’havia advertit en Jordi prèviament, veig que es tracta d’un llibre que “va de llengua, però no només d’això; sobretot, no hi va en els termes habituals” amb què acostumen a publicar-ne.

Efectivament, aconsegueix de barrejar-hi perspectives de caire espiritual, polític, lingüístic, metafísic, filosòfic, teològic, bíblic, científic, històric, etc. fins al punt que, en llegir-lo, refuses de considerar-lo un llibre convencional. 

Potser fins i tot arribi a molestar qualcú, d’àmbits diversos, tant la seva edició i publicació, com també la presentació que en feim des de Mallorca. 

Puc dir que me l’he llegit “verbum de verbo”, ‘mot per mot’, potser dues, potser tres, potser més vegades... M’he assabentat millor de l’autor, de la seva vàlua i del seu prestigi. N’he rebut la satisfacció immensa d’haver-ne congriat un major respecte encara.

Sobretot, pel valor de reflectir-hi, clar i català, allò que vol expressar-hi de manera lliure, reflexiva, seriosa i positiva. Basant-se en nombrosíssims arguments d’autoritat.

És un llibre que contribueix a enriquir el ventall d’ofertes reflexives al món d’avui, sobre la temàtica relacionada amb la catalanitat i sobre el nou futur que l’autor desitja per a «la vella comunitat de civilització d’occitans i de catalans».

He de començar dient que no sé ben bé per quines cinc-centes en Jordi Quingles m’ha volgut triar, a mi, per la presentació d’un llibre tan dens i tan interessant com aquest. 

Em consider “activista”, més que no un home de discursos, ni desplegador del raciocini, ni avesat a l’elucubració analítica. No em consider científic, ni historiador, ni lingüista acadèmic, ni coneixedor en profunditat del passat llunyà d’una Europa com la que avui tenim.

Més tost em veig molt marcat per haver viscut intensament uns anys fora d’Europa, concretament a l’hemisferi Sud: a l’Àfrica Central, on parlen infinitat de llengües «mal anomenades bantú»; o a l’Amèrica Andina, «molt mal anomenada llatina», amb innombrables llengües parlades avui dia. 

Fins al punt que, en parlar de llenguatge i d’intercomunicació humana, sempre me’n resten oberts alguns interrogants, de resposta no gaire fàcil.

Per afegitó, i l’autor ho sap molt bé, des d’allà on he estat i m’he mogut al llarg de la meva trajectòria vital setantina, sempre he procurat mantenir-me en la línia de defensar aferrissadament la llengua catalana, com l’única llengua pròpia de les Illes Balears i Pitiüses; de dedicar-me a fer classes de català, en plena dècada dels anys 70 del segle passat, molt abans que el Parlament aprovàs la Llei de Normalització Lingüística de les Illes Balears l’any 86; d’anar-me fent seguidor cada cop més fervent de les directrius i els ensenyaments de grans mestres com Pompeu Fabra o Francesc de B. Moll; de mostrar-me públicament com a ciutadà compromès en la tasca militant de construir uns Països Catalans, lliures, sobirans i solidaris, des de Salses a Guardamar i des de Fraga fins a Maó i l’Alguer; de militar activament i frenètica dins partits tan catalanistes com el PSM-Nacionalistes de Mallorca durant quinze anys seguits, o dins Esquerra Republicana de Catalunya on romanc afiliat des de l’any 2003 fins al dia d’avui mateix...

Amb tot aquest bagatge humanista, filosòfic, teològic, social i polític acumulat, qualcú podria demanar-me: «Però bono, ¿què hi fas tu aquí? ¿què t’ha duit a dir-li que sí, a Jordi Quingles en acceptar de bon grat, ulls clucs i amb tantes ganes, fer-ne la presentació pública, d’aquest llibre  seu? 

Puc dir, sincerament i vertadera, que purament i simplement, m’hi ha mogut el lligam d’amistat que m’hi uneix, a ell i a la seva filla Victòria des de fa anys. I, sobretot, a la seva dona Maria Antònia, la primera dels tres que vaig conèixer a la dècada dels anys 80 del segle passat, quan compartíem diàriament tasques laborals a la impremta del Butlletí Oficial de la Comunitat Autònoma de les Illes Balears, anomenat aleshores BOCAIB, a la plaça de la Drassana de Ciutat. 

Li he volgut dir que sí, a la tasca de presentar aquesta darrera obra de les seves mans i de la seva reflexió, per pura i simple amistat amb ell i la seva família. Li vaig voler dir que sí, i ell ho sap molt bé, fins i tot abans de conèixer-ne el contengut, d’aquest llibre. Sense saber ni tan sols de què anava, ni quines dimensions tenia, ni quantes pàgines, ni quina orientació seguia, ni quin era l’objectiu primordial de la seva publicació, ni quin n'era el tema central.

Al marge de consideracions de caire ideològic, opinions compartides o no, visions socials i polítiques que podrien semblar diferenciades, o nivell de coneixements distints, vaig engrescar-me en la lectura pausada d’aquestes 131 pàgines del llibre “Llengua i Pàtria” del bon amic Jordi Quingles.

Parant esment al títol, Llengua i pàtria, ja hi veia com a probable trobar-hi elements de discussió, debat, enfrontament dialèctic, acord o desacord. Més encara, quan m'adon que comença amb una declaració inicial de l’autor, qui, amb tots els ets i uts, afirma clar i català que el seu plantejament de base és radicalment diferent del que defensava Pompeu Fabra. Quasi res!

Som un d’aquells qui pensen i creuen que un llibre, qualsevol llibre, aquest llibre en concret, esdevé qualque cosa més que la matèria física de què es compon; qualque cosa més que un conjunt de fulls de paper, pàgines i més pàgines farcides de paraules escrites amb espais en blanc. 

Un llibre, aquest llibre de Jordi Quingles, reflecteix molt més que allò que hi perceben els nostres ulls, en llegir-lo; o les nostres mans, en fullejar-lo; o els nostres nassos, en olorar-lo; o la nostra oïda en girar-ne pàgines. 

Entre pàgina i pàgina, entre línia i línia, entre paraula i paraula,  tot i que no hi sigui percebut a primer cop d’ull, també s’hi arriben a detectar altres elements no tan fàcilment perceptibles. Com poden ser idees, pensaments, reflexions, sentiments, dèries o somnis... no únicament de l’autor, sinó també de qui en llegeix el contengut o s’atreveix a comentar-lo en grup.

És clar que, quan l’autor al·ludeix al llatí medieval, i el col·loca com la llengua culta per antonomàsia, no em puc estar de pensar i creure que deu ser així a l’àmbit de l’Europa que coneixem avui dia. Però que no té res a veure amb altres llengües cultes d’altres indrets del planeta que, amb tota probabilitat, fins i tot avantatgen el llatí en molts d’aspectes. I no únicament pel que fa al nombre i la quantitat de parlants.

Tot i amb això, puc dir, i ho vull dir així de clar, que la lectura atenta, detenguda, reiterada d’aquest llibre m’ha empès a fer-m’hi certes reflexions, fins i tot a l’àmbit més estrictament personal. 

N’assenyalaria algunes, per compartir-hi aquí. Tres en concret:

- Primera reflexió personal ¿Quan, on i com arrib jo a prendre consciència de comptar amb UNA llengua pròpia (la catalana) i UNA pàtria comuna (la nació catalana), de Salses a Guardamar i de Fraga fins a Maó i l’Alguer?

- Segona reflexió personal ¿Què comporta, què significa i què representa per a mi aquella Occitània que vaig sentir anomenar per primera vegada quan havíem de traduir al castellà el text llatí clàssic De bello gallico de Juli Cèsar, a la dècada dels anys 50 del segle passat, en plena adolescència i joventut meves?: “Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt BELGAE, alteram AQUITANI, tertiamque CELTAE” (les tres parts en què el militar romà dividia la Gàl·lia: belgues, OCCITANS i celtes).

- Tercera reflexió personal ¿Quin paper han exercit en la meva vida d’humanista, filòsof, teòleg, activista cultural, social o polític, personatges tan eminents com Pompeu Fabra, Miguel Unamuno, Víctor Hugo, Ortega i Gasset, Miquel Costa i Llobera, Simone Weil, Josep Ruaix i Vinyet, l’arxiduc Lluís Salvador... noms, pensament i opinions dels quals surten citats en aquest llibre, i de quina manera!

He de reconèixer, també, que m’ha resultat  una mica mal d’entendre bona part del contengut d'aquest llibre. Entre d’altres motius, perquè no n’havia llegit l’anterior que hi surt esmentat sovint: “Llengua culta i llengua vulgar a la llum de la tradició”. Va ser publicat per Jordi Quingles l’any 1999. M’estic proposant acabar de llegir-lo...

(CONTINUARÀ)

NOTA:
Si qualcú té interès a veure’n íntegra la presentació, pot fer-ho entrant dins del meu blog «promocat» de «balearweb», a partir de l'11 de desembre.